Este año, el turismo internacional, e incluso el nacional, están de enhorabuena. Tras unos años complicados, y aún con la subida de los precios gracias a las circunstancias adversas que estamos viviendo a nivel mundial, por fin el turismo, con letras mayúsculas, ha batido récords en beneficios, personas que viajan, y lugares que hasta ahora no habían tenido esa afluencia de visitantes. Ya imaginarás que económicamente esa es una noticia estupenda para todos los sectores implicados; pero es que, incluso a nivel sociológico y psicológico, no se puede pedir nada mejor.
El ser humano es un ser social por naturaleza, ya sea en una u otra medida; por ende, necesita poder relacionarse. Para ello, lo óptimo es que salga de casa para hacerlo, y no porque el entorno cercano y familiar no sea beneficioso; es que, en realidad, su psique agradece el conocer nuevos lugares y nuevas personas. A algunos les gusta salir de marcha, a otros hacer deporte, y otros disfrutan del placer de viajar, ya sea a destinos cercanos o a otros más lejanos. Está claro que incluso trabajar en un entorno agradable para después desconectar y volver a casa beneficia nuestro estado mental (la complicación estaría en el «entorno agradable», jeje).
La moraleja es que hay que salir de casa. Las personas poco dadas a salir, que prefieren hacer todo desde la comodidad de su hogar gracias a las nuevas tecnología que lo permiten perfectamente, acaban desarrollando hábitos poco saludables, como la adicción al porno. Puede haber otras, como la adicción al juego, o el cambiar nuestros hábitos de sueño, o sufrir insomnio e incluso depresión; pero esta es la que más se ha desarrollado en los últimos años, donde hemos permanecido más en casa de lo que queríamos y debíamos. Acceder a internet y tener a la carta un montón de sitios webs de porno gratis adonde dirigirnos nos crea una sobreestimulación que acaba convirtiéndonos en adictos a fotos y videos xxx, a menos que seamos muy cuidadosos. Pero es complicado serlo si nuestra mente no está en óptima forma, o somos demasiados jóvenes, o demasiado mayores; las variables pueden ser muchas, y el peligro está ahí.
De todas formas, demonizar la pornografía online así como así tampoco es demasiado justo. Debemos tener en cuenta, por ejemplo, que el porno español ha experimentado en estos años un gran desarrollo, tanto en cantidad como en calidad. Hemos exportado actores y actrices, directores y guionistas, y a cambio la industria se ha visto internacionalizada, abriéndose a mercados extranjeros que por tradición copaba en cine xxx norteamericano. Muchos españoles han visto en el porno gratis online una forma de ocio en su modalidad amateur; y en la profesional, una forma de ganarse la vida. Desde el porno casero a las webcams xxx con canales exclusivos para el ciberporno, las opciones son casi infinitas; y convencer a estas personas de que la pornografía es una plaga sería como predicar en el desierto, ya lo imaginarás.
De nuevo, hay que buscar un equilibrio, una forma de igualar en medida y calidad el tiempo que pasamos en casa, y el que pasamos fuera. Y cualquier afición es buena, siempre y cuando no se convierta en una obsesión; justo eso es lo que debemos prevenir. El turismo de ocio o cultural, aunque sea cercano y de corta duración, también abre nuestra mente a otros lugares y a otras personas fuera de nuestro círculo más íntimo. Pero es que incluso salir a la calle a pasear al perro es una buena manera de sociabilizar, y eso es lo que debemos tener siempre en mente.